"Doctrina termica" es la que enseña al hombre a mantenerse o recuperar su salud mediante el equilibrio de las temperaturas internas y externas del cuerpo.

De aqui que el arte de conservar y restablecer la salud, es cuestión de temperatura, y definamos desde luego lo que se entiende por Fiebre según la doctrina termica. Fiebre es fenómeno de la naturaleza inflamatoria y congestiva. Se origina por reacción nerviosa y circulatoria cuando los nervios son irritados o sometidos a trabajo maayor que el normal.

El calor febril es efecto de la reacción nerviosa y circulatoria. La enfermedad o falta de salud, no es obra del demonio, ni del microbio, sino que ella en todo caso es de desarreglo funcional por fiebre gastrointestinal como en grado variable lo revela el iris de los ojos de todo enfermo y generalmente lo confirma el pulso. Corrompiendo los alimentos, esta fiebre debilita y mata la vida por desnutrición e intoxicación progresiva de sus víctimas, como se explicará. También la fiebre interna altera o incapacita las funciones de nutrición y eliminación de los pulmones porque ella acelera la atividad del corazón y éste, enviando la ola sanguínea con la demacida frecuencia a los pulmones, congestiona sus tejidos y estrecha la capacidad del aire e ellos. Por fin, también la fiebre interna debilita las funiones de la piel, segundo riñón y segundo pulmón, porque produce anemia, es decir deficiente circulación sanguínea en este órgano, en la misma medida que aumenta la congestión de las entrañas.

Por medio de la doctrina termica, a través del iris de los ojos, permite dirigir el criterio medico y obtener una investigación exacta de las necesidades que precisa satisfacer el organismo enfermo. Por fin, esta misma doctrina llevará al medico filósofo a escoger los procedimientos adecuados en cada caso para colocar al enfermo en situación de normalizar sus funciones digestivas y eliminadoras mediante el restablecimiento del equilibrio termico de su cuerpo. Como veremos el hombre es el único ser de la Creación que desequilibra la temperatura de su cuerpo, afeminando su piel con vestidos y afiebrando sus entrañas con los esfuerzos a que se somete su aparato digestivo para elaborar alimentos inadecuados. Enfermamos por desequilibrio termico del cuerpo Según la Doctrina Térmica, la salud del hombre depende de su lucha contra el calor interno de su cuerpo, porque él es el único ser de la creación que vive enfermo de desequilibando sus temperaturas, co la cocina que afiebra sus entrañas y con ropas y habrigos que enfrían su piel por sustraerla al conflicto térmico de la atmósfera. Según esto, la salud no se conquista sino se cultiva cada día mediente el equilibrio térmico del cuerpo.

En efecto, la fiebre del aparato digestivo transforma en putrefacción el contenido intestinal, alterando también las funciones de nutrición y eliminación de los pulmones y de la piel. Como el corazón, en su actividad sigue a la temperatura, la fibre gastro intestinal acelera su ritmo aumentando la frecuencia de la ola sanguínea a los pulmones. De aquí que progresivamente se congestiona sus tejidos, estrechabdo el espacio destinado al aire en ellos y disminuyendo así la capacidad de trabajo de los órganos respiratorios. la piel verdadero segundo pulmón y riñón, también se incapacita para desempeñar sus funciones por falta de normal riesgo sanguíneo en la superficie del cuerpo, debido a la congestión de las entrañas afiebradas. Se ve, pues, el tratorno general que sufre el funcionamiento de la máquina humana por fiebre gastro intestinal, propia de todo enfermo, en grado variable.

La salud, o sea el normal funcionamiento del organismo, requiere, requiere temeratura normal y uniforme en el uerpo. Los escalofríos revelan agudo desequilibrio térmico del orgamismo y preparan el desarreglo general que despúes se diagnosticará según sea el organo más afectado. Nuestro cuerpo tiene dos envolturas. La externa se llama piel y la interna, mucosa. Esta cubre las cavidades interiores de nuetsro cuerpo organismo. La salud, es decir la normalidad funcional orgánica, sólo es posible con temperatura equilibrada de la piel y mucosa