ALIMENTOS NUTRITIVOS

• Saber elegir para mejor aprovechar

Antaño mucha gente confiaba en las pociones mágicas para conservar o recuperar la salud, pues el conocimiento del vínculo existente entre la buena alimentación y la nutrición era apenas intuitivo. Pero las cosas no han cambiado mucho hasta la fecha: hoy día es común recurrir con la misma expectativa a los cereales enteros, las legumbres, las semillas, los frutos secos, la miel, el yogur natural, el queso cottage y otros alimentos ricos en VITAMINAS y MINERALES, como si estos nutrientes obraran milagros.

Las tiendas de productos naturistas están repletas de píldoras y tónicos que prometen devolver el vigor y levantar el ánimo como complementos vitamínicos y remineralizantes, cápsulas de GINSENG, JALEA REAL, aminoácidos y un enorme surtido de remedios herbales, homeopáticos y de otros tipos.

Los fabricantes de esos alimentos especiales anuncian las virtudes de sus productos de un modo tan convincente, que uno se siente impulsado a comprarlos y consumirlos. ¿Pero benefician realmente la salud?

• El valor de los alimentos

Cereales y legumbres Los cereales enteros (es decir, a los que no se les quita la cascarilla) y las legumbres tienen un indudable valor nutricional y por ello son elementos indispensables de lo que los expertos consideran una ALIMENTACIÓN SANA.

Gran parte de la población mundial basa su subsistencia en esos comestibles, los cuales contienen proteínas, almidones, FIBRA, vitaminas y minerales en proporciones similares. Para obtener provecho de sus nutrientes hay que consumirlos con regularidad y en abundancia, de preferencia combinados.

Las legumbres o leguminosas (poroto, lenteja, garbanzo, arveja, haba y otros frutos y semillas que crecen en vaina) contienen más proteínas que la carne roja y de aves cuando están secas. Al remojarlas, lavarlas y cocerlas pierden parte de su contenido proteínico pero aun así son alimenticias: proporcionan la misma cantidad de proteínas que el pan. Algunas legumbres contienen vitamina C y no pierden su valor nutricional si se congelan.

Semillas Al igual que los cereales y las legumbres, las semillas son ricas en proteínas, fibra, vitaminas (en particular B, E y ácido fólico) y minerales (potasio, calcio, magnesio, hierro y cinc). Entre las principales semillas comestibles figuran las de girasol, melón, sésamo, amaranto y piñón, almendra y nuez.

Las semillas tienen un alto valor energético y al parecer contienen más nutrientes esenciales por peso que los cereales y las legumbres, sobre todo grasas, pero es aconsejable comerlas en raciones pequeñas y no usarlas como ingrediente principal en las comidas.

• Complementos alimenticios

El actual aumento en el volumen de venta de los complementos vitamínicos y rem neralizantes es prueba fehaciente del mayor interés del público por su salud, te. dencia por demás alentadora pero que por desgracia no obedece a mejores hábitos de alimentación.

Los expertos se preguntan si vale la pena na o no tomar dichos complementos y en qué cantidades: afirman que los nutrientes esenciales proporcionados por los alimentos naturales pueden resultar nocivos para la salud si se abusa de ellos. Una sobredosis de vitaminas A y D puede causar muerte de la persona, y el exceso de vitamina C propicia la formación de cálculos renales. La demasía de minerales también acarrea daños: el hierro puede causar gastroenteritis y el selenio tiene un efecto tóxico comprobado.

Incluso el salvado plantea riesgos: muchos productos naturistas lo contienen forma concentrada y refinada, por lo tanto la cantidad de fibra que aportan es mucho mayor que la que normalmente se obtiene de los alimentos naturales: dicho exceso de fibra interfiere la absorción de minerales como el hierro, el calcio, el cinc y otros nutrientes esenciales.

Otra tendencia riesgosa es querer probar toda sustancia nueva que aparece en el mercado, como los complementos aminoácidos que se han puesto a la venta en los últimos años. Además de ser constituyentes básicos de los alimentos de los tejidos corporales, los aminoácios cumplen una función fundamental: transmitir información de una célula nerviosa del cerebro a otra. Nuestro organismo regula la absorción de los 22 aminoácidos y necesita de tal manera que penetren el sistema nervioso en las cantidades adecuadas. Los aminoácidos que obtenemos de los alimentos son seguros pues están combinados en proporciones equilibradas; ingerir demasiados por medio de complementos puede afectar dicha función regulatoria y alterar la actividad cerebral normal.

Muchos de los productos que se ponen de moda durante un tiempo son retirados tarde o temprano del mercado por inútiles o por ambas cosas. El ejemplo más reciente es el germanio mineral, que al principio se anunció como una maravilla al estimular el sistema inmunológico y la vitalidad: hoy día está prohibida su venta porque puede causar daño a los riñones. También se prohibió la comercialización de cierto fármaco que llegó a conocerse como la vitamina B17, el cual supuestamente curaba el cáncer.

Si se tienen malos hábitos alimentarios o un tren de vida irregular, se puede recurrir a dosis bajas de complementos de minerales y vitaminas fabricados por un laboratorio reconocido. No es aconsejable tomar altas de nutrientes sintéticos porque es probable que produzcan más problemas de los que resuelven, además de perturbar ar el equilibrio metabólico. Las megadosis de vitaminas y minerales nada tienen que ver con la nutrición; es preferible recurrir a los complementos alimenticios naturales como : la leche, el queso y el yogur aportan calcio; las carnes rojas, hierro, la zanahoria vitamina A, etcétera.

Otros productos naturales como el gingseng, la miel y el AJO se han utilizado durante milenios con el fin de aumentar el vigor físico. Hay pruebas de que el ginseng contiene sustancias con propiedades farmacológicas pero no se sabe cuáles; muchas personas que lo toman en dosis pequeñas afirman que las hace sentir bien y al parecer no produce efectos secundarios. La miel no es más que una mezcla de azúcares con cantidades mínimas de nutrientes; su valor como alimento radica en su aporte de calorías y su sabor. En cuanto al ajo se ha comprobado que puede reducir la presión arterial y la acumulación de colesterol en las arterias, lo cual previene los ataques cardiacos.

El aceite de hierba del asno, otro remedio popular, se ha empleado eficazmente en el tratamiento del SÍNDROME PREMENSTRUAL, dolor de senos, el ECCEMA y el alcoholismo. Contiene un ácido graso (el gammalinoléico) que el organismo convierte en unas sustancias que se supone regulan el aparato reproductor femenino, alivian la inflamación y reducen el nivel de colesterol en la sangre. Aunque rara vez tiene efectos secundarios, no es aconsejable para las personas epilépticas.

Quien tiene en la mira alimentarse en forma sana debe observar estas tres sencillas normas: primera, evitar las sobredosis de complementos (si un poco de algo es bueno, no forzosamente mucho de ese algo es mejor); segunda, no tomar nutrientes sintéticos en forma aislada (los naturales siempre actúan en combinaciones complejas), y tercera, adoptar una dieta balanceada de alimentos naturales, frescos y nutritivos.