Uso: La semilla, en decocción durante 10 minutos a dosis de 15 gramos por litro de agua, alivia las flatulencias del estómago y metorismos.

La ralz fresca, en decocción durante 5 minutos a dosis de 20 gramos por litro de agua, reduce los cálculos de la vejiga y actúa contra el reuma.

Hortaliza anual comestible, muy común. Se come crudo a cocido.

Las ensaladas de apio, son refrescantes, estimulantes, tónicas, diuréticas, antifiatulentas y depurativos de la sangre, de las vías urinarias y del hígado.

Las hojas son ricas en vitamina A, y las pencas o tallo abundan en vitamina PP, además contienen proporciones apreciables de la B1 y B2.

También contienen cantidades muy importantes de sales minerales de potasio, sodio, calcio, fósforo, hierro y manganeso.

Alcaliniza y rernineraliza nuestra sangre; se recomienda comerlo seguido a las personas anémicas, convalecientes o débiles; tonifica y estimula e! cerebro y el sistema nervioso; cura las enfermedades de los riñones y de la vejiga; se recomienda a los enfermos de melancolía y a (as mujeres para normalizar las reglas.

El apio, es uno de los condimentos más sanos y útiles para aderezar las comidas. Entona y aclara la voz, es muy útil contra la afonía.

Deben de comerlo los enfermos de la garganta, de los bronquios, del asma, de nefritis y del reumatismo; también es útil usarlo contra las enfermedades del hígado. especialmente contra la biliosidad. El zumo o jugo de apio se toma para curar las fiebres; contra el escorbuto; para expulsar las lombrices o gusanos intestinales, para curar la fiebre infecciosa y también contra la epilepsia, habiendo llegado a veces a curar esta grave enfermedad. Las hojas cocidas en leche, (se bebe este caldo), son muy buenas para combatir el catarro pulmonar, el asma y la extinción de la voz (afonía).

El caldo de apio cocido sirve para lavar y curar las úlceras, especialmente de las piernas, úlceras varicosas; después de bien lavada ls herida ulcerada, se aplican las hojas en cataplasma.

El caldo de apio también se usa contra las fiebres, el reumatismo, la anemia, la nefritis, los riñones, etc. El caldo de cocimiento de las caíces de apio, en dosis de 50 gramos por litro de agua, se toma a pasto; purifica le sangre, tonifica y estimula el organismo, aumenta la secreción de la orina, elimina los gases del estómago y también los gusanos intestinales.

Combate la gota, la hidropesía, la ictericia y la debilidad general.