HOMEOPATIA

La homeopatía es un sistema terapéutico que, teniendo en cuenta la totalidad de la persona, utiliza remedios naturales destinados a estimular la capacidad del organismo para combatir la enfermedad. Los homeópatas ven en esta última una señal de falta de armonía o de desequilibrio interno, y su tratamiento no está encaminado a paliar los síntomas, sino a resolver el trastorno subyacente.
Los remedios homeopáticos son preparaciones sumamente diluidas de sustancias naturales que, en concentraciones normales, producirían en una persona sana los síntomas de la enfermedad tratada. Ello obedece al principio homeopático de que los síntomas son mecanismos de defensa del cuerpo contra las enfermedades.
En consecuencia, el remedio se considera tanto más eficaz cuanto más se parezcan sus efectos a los síntomas del enfermo. Además, a menores dosis, mayor eficacia, pues se cree que la técnica especial de diluciones sucesivas con que se elaboran los remedios los dota de una potencia cada vez mayor (vea el recuadro Cómo se preparan los remedios homeopáticos.

Por otra parte, los remedios se someten a una cuidadosa experimentación en voluntarios sanos que los toman en pequeñísimas dosis por espacio de hasta un año; durante ese tiempo, se lleva un registro detallado de sus reacciones físicas y psicológicas, como hábitos de sueño y alimentación, estados de ánimo y relaciones personales, pues todo ello se considera parte del funcionamiento integral del individuo. Una vez probado, el remedio puede prescribirse a los pacientes, generalmente en una sola dosis de alta potencia. Este tratamiento no hace sino reproducir los síntomas existentes, aunque a veces los hace empeorar de manera temporal, lo que se denomina "crisis curativa" y se interpreta como signo de inminente mejoría.

Los homeópatas conceden especial importancia a los síntomas que constituyen una incapacidad considerable, en particular los de tipo mental o emocional. Así, por ejemplo, los trastornos cardiacos y los respiratorios reciben más atención que las afecciones cutáneas.
Los síntomas de cada paciente se clasifican en orden de gravedad, pero si existe uno excepcional, éste se considera más significativo. En un paciente determinado, el estado emocional y mental, los trastornos de tipo general como el INSOMNIO y cualquier síntoma peculiar (por ejemplo, sufrir una sensación de punzadas en el lado izquierdo del cuerpo) revisten mayor importancia que una erupción cutánea, aun si esta última fue el motivo principal de la consulta.

Aplicaciones de la terapia A diferencia de la medicina alopática, la práctica homeopática insiste en considerar la individualidad del paciente, la cual lo predispone a contraer determinados padecimientos y a presentar un cuadro sintomático particular. Por consiguiente, un mismo trastorno puede recibir distinto tratamiento en cada persona. De igual manera, un mismo remedio puede prescribirse para distintos padecimientos y personas.
En busca del terapeuta adecuado En nuestro país, los homeópatas están respaldados por una preparación universitaria similar a la de los médicos ortodoxos, y tratan la misma variedad de enfermedades que éstos. Además, la homeopatía forma parte de la práctica profesional de algunos médicos alópatas.
En el apartado Médicos homeópatas de la Guía Clasificada del Directorio Telefónico (Páginas Amarillas) aparece una lista de profesionales e instituciones que cuentan con registro oficial para ejercer la homeopatía. La consulta El homeópata interroga y observa cuidadosamente al paciente, no sólo para conocer sus síntomas, sino para ponderar otros factores como su manera de ser, estado de ánimo, circunstancias personales, temores y creencias, tarea que suele ocupar entre una y dos horas.
En la mayoría de los casos se prescribe una sola dosis del remedio y, una vez que se conoce su efecto, se determina si es necesario seguir usándolo. Toda reacción se interpreta como señal de que se ha iniciado el proceso curativo y de que no hace falta mayor medicación. Para las molestias leves y momentáneas, como el DOLOR DE CABEZA, el remedio debe surtir un efecto casi inmediato. En cambio, los padecimientos crónicos, como el REUMATISMO, exigen una vigilancia de muchos meses y quizá, si la mejoría se detiene o aparecen nuevos síntomas, dosis adicionales de distintos remedios.
En el curso del proceso curativo los síntomas tienden a pasar de órganos vitales a otros de menor importancia, y del interior al exterior del cuerpo (así, por ejemplo, un trastorno cardiaco puede trasladarse a la piel): además, los síntomas suelen desaparecer en el orden inverso al de su aparición. Lo anterior se conoce como ley de dirección del restablecimiento.
El punto de vista ortodoxo
Muchos alópatas ponen en duda el principio homeopático de que un remedio es más eficaz cuanto más diluido esté, pues se trata de una idea contraria a la doctrina ortodoxa.

Los homeópatas aducen que la potencia de un remedio no procede de la concentración del principio activo, sino del propio proceso de dilución, tras el cual quedan en el remedio "huellas" del extracto original, aun si éste desaparece. Sin embargo, no se ha podido explicar de manera satisfactoria cómo ocurre eso.
Otro hecho que dificulta comparar la homeopatía con la alopatía es que la primera prescribe un tratamiento que contempla todos los aspectos del enfermo, tanto físicos como mentales, mientras que la segunda lo hace contra enfermedades que se caracterizan por síntomas específicos y universalmente aceptados.
Algunos médicos alópatas atribuyen los buenos resultados de la terapia homeopática al efecto placebo (es decir, al hecho de que los pacientes crean sinceramente en su eficacia, aunque los remedios sean inocuos). Sin embargo, ciertas investigaciones demuestran que la homeopatía ha tenido más éxitos de los que podrían explicarse por dicho efecto.
Sea como fuere, en una cosa sí están de acuerdo todos los médicos, alópatas y homeópatas: los remedios homeopáticos nunca hacen daño.

Remedios homeopáticos comunes y sus aplicaciones
Aconitum napellus (acónito): RESFRIADO y ENFRIAMIENTO acompañados de resequedad y sed: CRUP; ANSIEDAD y angustia; trastornos estomacales.
Allium cepa (cebolla): estornudos, escurrimiento nasal y dolor de cabeza propios del resfriado: FIEBRE DEL HENO.
Antimonium tart. (tártaro emético; tartrato de antimonio y potasio): AFECCIONES ESTOMACALES en general: en particular, NÁUSEAS Y VOMITO causados por tomar alimentos o bebidas agrios.
Arnica (árnica): DOLOR DE ESPALDA, ESGUINCES, HEMORRAGIA NASAL, MORETONES (en forma de ungüento), inflamaciones, dolor de muelas.
Arsenicum album (arsénico blanco: trióxido de arsénico): DIARREA o vómito debidos a INTOXICACIÓN POR ALIMENTOS: fiebre, irritación de garganta, sed y sueño intranquilo que generalmente acompañan el resfriado: inquietud, ansiedad, ataques de pánico y DEPRESIÓN.
Belladonna (belladona): dolor de cabeza palpitante, sobre todo el que empeora con la exposición a la luz: dolor de oídos: fiebre: irritabilidad provocada por la primera dentición.
Calcarea carbonica (carbonato de calcio): INDIGESTIÓN, ESTREÑIMIENTO, OBESIDAD, EC-CEMA, ARTRITIS, menstruación abundante (menorragia).
Chamomilla (manzanilla): molestias propias de la primera dentición, en particular irritabilidad e insomnio.
Drosera (drosera; atrapamoscas): accesos de TOS espasmódica y dolorosa que agotan al enfermo: tos seca acompañada de cosquilleo en la garganta.
Dulcamara (dulcamara; flor de gloria): CATARRO acompañado de irritación de la mucosa respiratoria.
Eupatorium (eupatorio; hierba del ángel): resfriados que se contraen en invierno y causan dolores intensos en los huesos. Euphrasia (eufrasia): catarro, especialmente el que se acompaña de dolor de cabeza persistente y cansancio e hipersensibilidad visuales.
Gelsemium (gelsemio; jazmín amarillo): TEMOR y FOBIAS, sobre todo si producen estremecimiento y necesidad de orinar con frecuencia: miedo de caer: ansiedad previa a una prueba severa: sensación de paro cardiaco: embotamiento y somnolencia; excitación, nerviosismo, insomnio y vaga sensación de malestar.
Dolor de cabeza que se alivia después de vomitar, dormir u orinar, y que empeora con la exposición a la luz brillante: MAREO; debilidad general: dolor de oídos; visión doble: resfriados de verano: catarro: irritación de garganta: tos seca: menstruación dolorosa.
Glonoium (nitroglicerina): mareo y dolor de cabeza producidos por temperaturas extremas: bochornos que se presentan durante la MENOPAUSIA.
Hepar sulphuris (sulfuro de calcio): sinusitis, CONJUNTIVITIS, FUEGOS, O FIEBRE INTESTINAL, ÚLCERAS bucales, AMIGDALITIS, GRIPE, irritabilidad debida a ansiedad, hipersensibilidad al contacto físico, inquietud interior en personas aparentemente tranquilas.
Hypericum (hipericón; hierba de San Juan): quemaduras, raspones, cortaduras leves, picaduras de insectos, QUEMADURAS DE SOL (en forma de ungüento o de tabletas).
Ipecac. (ipecacuana): desmayo, hemorragia nasal, náuseas que persisten después de vomitar, ASMA, dolor de espalda, pulso débil, hemorragias profusas con coagulación lenta.
Lachesis (laquéside): irritación de garganta, FORÚNCULOS, abscesos, sinusitis, dolor de cabeza, dolores musculares, menstruación dolorosa.
Ledum (ledo: romero silvestre): ansiedad, timidez y retraimiento: ojos amoratados: rigidez articular: amoratamiento de la piel en tiempo frío.
Lycopodium (licopodio): ACNC, resfriados recurrentes, trastornos linfáticos (SISTEMA INMUNOLÓGICO), altibajos anímicos, eyaculación precoz (TRASTORNOS SEXUALES) y ACIDEZ ESTOMACAL.
Nux vomita (nuez vómica): TRASTORNOS DIGESTIVOS, sobre todo los causados por una mala alimentación o por comer en exceso: estreñimiento: HEMORROIDES: gripe y resfriados con congestión nasal e irritación de garganta: MAREO POR MOVIMIENTO; CISTITIS; CALAMBRES: menstruación dolorosa; MIGRAÑA.
Pulsatilla (pulsátila): resfriados recurrentes, tos jadeante, fiebre del heno, obesidad, depresión, DOLOR, hinchazón, dolor de cabeza.
Rhus toxicodendron (zumaque): artritis, dolor de espalda causado por esfuerzos, CIÁTICA, esguinces, ZUMBIDO DE OíDOS, fiebres infantiles, inquietud, nerviosismo, irritabilidad, depresión con accesos de llanto sin motivo aparente y pensamientos suicidas. Ruta graveolens (ruda): cansancio visual con dolor de cabeza: dolores musculares consecutivos al ejercicio: ciática.

Cómo se preparan los remedios homeopáticos
En la preparación de cada remedio se usa una materia prima de origen vegetal, animal o mineral. Ésta primero se deja macerar en alcohol para extraer sus principios activos; luego, la solución resultante, llamada tintura madre, se diluye varias veces en alcohol, conservando cada vez la décima o la centésima parte de ella. En cada dilución, la mezcla se agita vigorosamente.
Se cree que este método otorga mayor potencia al preparado: la dilución separa la "huella" del principio activo de su base material, mientras que la agitación le transmite energía. Por último, la solución así potenciada se vierte en tabletas de azúcar, que son las formas medicamentosas más comunes.
Las diluciones decimales se designan con una letra X (que en ocasiones se omite) y las centesimales con una C. Así, por ejemplo, el Arnica diluida seis veces en décimas partes se conoce como Árnica 6X o Arnica con potencia decimal de 6, y contiene una millonésima parte de la tintura madre