PERSONALIDAD Y ENFERMEDAD

Relación entre nuestra manera de ser y las enfermedades
Muchos terapeutas heterodoxos consideran que hay una estrecha relación entre nuestra manera de ser y el tipo de enfermedades que padecemos, opinión que los médicos alópatas generalmente rechazan. Para éstos es difícil demostrar que la gente pueda tener una personalidad propensa a sufrir ARTRITIS, o que el carácter de alguien lo vuelva vulnerable al CÁNCER.
Apenas en fechas recientes han comenzado a reconciliarse esos dos puntos de vista. Hoy se sabe que la personalidad influye en la salud, si bien no de manera directa. La vieja idea de que a cada tipo de personalidad corresponde un cuadro específico de enfermedades, ha cedido paso a una apreciación más integral del asunto.

Qué es la personalidad Los psiquiatras y los psicólogos definen la personalidad como el conjunto de comportamientos, pensamientos y sentimientos que cada quien adopta de manera sistemática a lo largo de su vida. Algunas personas buscan siempre compañía, mientras que otras prefieren estar solas; hay quienes saben enfrentar bien las crisis, en tanto que otras se dejan agobiar por los problemas. De las primeras se dice que son sociables o extrovertidas; las segundas son tildadas de retraídas o introvertidas; de las terceras se afirma que disfrutan de estabilidad emocional, y de las últimas que son vulnerables o neuróticas.
Desde luego, el comportamiento humano depende de muchos factores, pero basta con observar a nuestros amigos y parientes para comprobar que cada uno tiene tendencias definidas que Corresponden a su modo de ser.
Algunos psicólogos creen que ciertos rasgos de personalidad tienen una base genética o hereditaria; por ejemplo, la estabilidad emocional o la falta de ella podría depender del tipo de sistema nervioso simpático de la persona.
Otros aducen que no nacemos con una personalidad establecida sino que la desarrollamos en respuesta a las personas y si-tuaciones con que topamos desde la infancia. Hoy día la opinión prevaleciente es que la personalidad se forma a partir tanto de la herencia como del ambiente.

Personalidad y salud mental El vínculo entre personalidad y enfermedad se aprecia en forma más clara en el terreno de la salud mental. Por ejemplo, se sabe que las personas sociables tienden a ser más felices que las tímidas; asimismo, quienes muestran inestabilidad emocional suelen perturbarse con facilidad, tienen una baja autoestima y son más propensas a la DEPRESIÓN que el resto de la gente.
El vínculo con las enfermedades físicas Hace unos 30 años algunos médicos creían que ciertos tipos de personalidad predisponían a padecer trastornos específicos como artritis, hipertensión y ÚLCERAS pépticas. En el presente esa opinión ya no tiene vigencia, si bien hay pruebas de que podría ser cierta en el caso del cáncer y los TRASTORNOS CARDIACOS.
En los últimos años los cardiólogos han empezado a creer que las enfermedades cardiacas no sólo son ocasionadas por factores como un nivel elevado de colesterol en la sangre, sino también por la manera personal de enfrentar la vida. Quienes tienen personalidad tipo A (cuyos rasgos son la ambición, la agresividad y una percepción exagerada del paso del tiempo) están mucho más expuestas a sufrir un infarto que quienes tienen personalidad tipo B (cuyos rasgos son los opuestos).

Unos psicólogos californianos recurrieron a las técnicas de los CONSEJEROS para eliminar los rasgos tipo A de pacientes que habían sufrido un infarto. Encontraron que la frecuencia de nuevos ataques en esas personas disminuía significativamente, en comparación con otros enfermos que no recibieron tratamiento.
También se ha hallado una correlación similar entre la personalidad y el cáncer. Sin embargo, es difícil demostrar la existencia de ese vínculo por dos razones; la primera es que el cáncer no es una sola enfermedad sino un grupo de trastornos, por lo que resulta imposible establecer una relación precisa de causa y efecto; la otra es que muchos factores biológicos también pueden predisponer al cáncer, como el tipo de dieta y la exposición a sustancias tóxicas.
A veces las influencias externas son tan fuertes que superan el efecto de la personalidad, aunque hoy día se sabe que las personas con cierta manera de ser tienden a vivir más tiempo que otras incluso cuando enferman de cáncer.
Las enfermeras que atienden a enfermos de cáncer suelen calificarlos como personas "muy agradables", lo que significa que no son egoístas ni expresan emociones violentas, en particular la ira. Esto ha llevado a suponer que, al menos en parte, el cáncer podría deberse a una hostilidad "dirigida hacia la propia persona".
Unos especialistas londinenses informaron que las enfermas de cáncer de mama sometidas a cirugía sobrevivían más tiempo si desarrollaban un "espíritu combativo" y no dejaban que la enfermedad dominara sus vidas. Las que se sentían derrotadas y sin esperanzas, en cambio, tendían a morir en poco tiempo. Ciertos investigadores estadounidenses han hallado una reacción similar entre los pacientes que padecen cáncer de piel.

La resistencia a las enfermedades Recientemente ha resurgido la vieja teoría sobre el origen "psicosomático" de varias enfermedades, además de las cardiacas y el cáncer. Los rasgos de personalidad ahora se consideran como factores que pueden reducir o aumentar la resistencia general del organismo contra las enfermedades. Los síntomas que las personas experimentan (por ejemplo, PALPITACIONES o pirosis) dependen de los sistemas, aparatos u órganos que estén debilitados.
Unos investigadores estudiaron los rasgos de personalidad de un grupo de ejecutivos medios de una compañía estadounidense en quiebra, así como sus cuadros de enfermedad. Encontraron que dichos empleados tenían una personalidad caracterizada por el "temple": eran personas que creían que podían ejercer cierto control en el mundo, que estaban comprometidas con su trabajo y que recibían bien los cambios por las oportunidades que éstos podían acarrear.
Descubrieron que dichos ejecutivos eran menos propensos a las enfermedades que otros empleados, por lo que concluyeron que la "audacia" podía actuar como defensa contra los padecimientos físicos.

La influencia de la personalidad Hay dos maneras en que la personalidad parece afectar la salud física. La primera se relaciona con el comportamiento: por ejemplo, el modo de expresar las emociones influye en la secreción de hormonas, lo que a su vez puede reducir la inmunidad a las enfermedades o aumentar la susceptibilidad a ellas (se cree que quienes sufren una depresión profunda tienen un SISTEMA INMUNOLOGICO muy vulnerable).
La segunda tiene que ver con la forma en que la persona percibe el mundo y reacciona ante él: quienes son audaces aceptan las situaciones difíciles y tratan de superarlas: además, advierten pronto que su salud está minada y buscan ayuda médica oportunamente.
Las personas indolentes, en cambio, tienden a evadir los problemas e incluso a desatender su salud. La consecuencia es que se enferman con más frecuencia y sólo buscan ayuda si se ven obligadas a hacerlo, en ocasiones cuando ya es demasiado tarde.